¿Te gusta que te metan el dedo?

¿Te gusta que te metan el dedo?

La estimulación anal es un tema difícil de abordar para la mayoría de hombres heterosexuales; de hecho, hacer la pregunta de forma directa causa risas, incomodidad y molestia. Varios hombres y mujeres se animaron a compartir con Cartel sus impresiones sobre un tema que, coinciden las expertas y quienes lo disfrutan, no debería ser visto como un tabú.

“Me gusta que mi novia me pase la lengua por el culo antes de penetrarla: entre más gimo, más rápido mueve la lengua”, asegura un periodista de 23 años que prefiere mantener su nombre en reserva.

Y es que este asunto, más allá de los prejuicios, pareciera todo un llamado de la naturaleza. Está comprobado científicamente que una de las zonas más erógenas en el cuerpo masculino es la próstata; es decir, quienes se atreven a estimular, con la yema de los dedos o la punta de la lengua, parte de esta zona, ubicada entre el ano y los testículos, le regalarán al afortunado que recibe la atención un orgasmo más placentero.

Y de ahí para abajo, el tema se torna en una aventura que invita a la experimentación. “A mí me gusta que me meta el dedo con un poco de fuerza desde que estoy a punto de venirme hasta que se acabe el orgasmo”, confiesa un estudiante de psicología, consultado para esta nota.

La sexóloga Fernanda, cree que “el estímulo erótico de esa parte del cuerpo no dista mucho de otras caricias, así que no hay que caer en ramplonerías de tabúes anales. Si rascarse la cola produce una sensación de bienestar, cómo no va a producir placer cuando se está excitado y se busca sentirlo”. En su opinión, la falta de educación y el exceso de prejuicios con el cuerpo hacen que este tipo de prácticas se ‘satanicen’ cuando sólo son fruto del consenso de cada pareja en materia sexual.

Ellas opinan

Es muy rico verle la cara cuando le meto el dedo, yo le insistí mucho para que se dejara”, nos cuenta una abogada de 27 años y añade que en esas ocasiones el orgasmo de su novio fue mucho más intenso. Y es que las personas consultadas coinciden en que el éxito de esta práctica es la buena comunicación con la pareja: hablar antes, durante y después asegura que en el transcurso no solo se suministre placer sino que también se sienta.

Con la ayuda de Marcela , sexóloga y colaboradora , hicimos un sondeo en redes sociales para que los jóvenes opinaran si a los hombres les gustaba que les metieran el dedo en el culo; la mayoría de respuestas mostraron que es más el prejuicio que el conocimiento real del tema.“Su novia o pareja no le mete el dedo para volverlo gay. Y que a usted le guste no lo convierte en un depravado sexual”,

“Quienes se atreven a estimular, con la yema de los dedos o la punta de la lengua, parte de esta zona, ubicada entre el ano y los testículos, le regalarán al afortunado que recibe la atención un orgasmo más placentero”

Sondeo y recomendaciones

La consulta en las redes de esta joven bloguera de sexo desató un mar de comentarios homofóbicos, sexistas, de molestia y de burla. No obstante, también participaron jóvenes que lo disfrutan y lo entienden como otra posibilidad en la búsqueda de placer en la cama: “Me gusta que me metan el dedo en el culo porque siento ganas de penetrarla más duro. Me fascina que se moje el dedo antes y lo pase por toda esas partes”, opinó uno de los participantes.

Si este artículo le sembró interrogantes sobre la pertinencia de adentrarse en inexplorados lugares, recuerde que, al igual que las mujeres, la persona debe estar en el máximo grado de excitación para introducir el dedo, de lo contrario puede ser doloroso e incómodo.

Otra recomendación básica es tener las uñas cortas y humedecer la zona para no causar ningún tipo de dolor o molestia. No estimule solamente el ano o las zonas vecinas: varíe, mueva los dedos circularmente, cambie frecuencia y ritmo y no se quede tiempo estimulando el mismo lugar. Los besos y la pasada de la lengua requieren de higiene y confianza para la comodidad de ambos.

Los expertos aseguran que no es recomendable estimular esta parte durante todas las relaciones sexuales, pues es posible que se genere una resistencia al placer y, eventualmente, se afecten las erecciones.

“Mientras me hacía sexo oral, comenzó a mover su dedo circularmente en mi ano, luego lo metía y lo sacaba de a poquitos, fue increíble. Placer absoluto”, confesó uno de los satisfechos participantes en este sondeo. Así que no se desanime y antes de dar un no rotundo, piense que quizás se está perdiendo de un orgasmo del otro mundo.

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